3.7. La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa.

Los objetivos exteriores de los Austrias menores fueron los mismos que los de sus predecesores, pero tienen que hacer frente a naciones más poderosas que acaban con su hegemonía.

Aunque Felipe III   (1598-1621)  y su valido el Duque de Lerma  basaron su política internacional en la Pax Hispánica se introdujo en la guerra de los 30 años a favor de Austria. Guerra que continuó Felipe IV (1621-1655). Su valido Olivares quiso hacer de la guerra la clave de la política internacional.

La guerra de 30 años (1618-1648) fue un conflicto que hay que enmarcarlo en las guerra de religión, pero que escondía una gran rivalidad política entre reinos, particularmente entre Francia y la casa de Habsburgo y una lucha por el comercio de la zona. El conflicto inicial entre el emperador y los principados alemanes pronto se internacionalizó cuando el emperador recibió el apoyo de Felipe III y los principados de los enemigos de España.

La guerra se inicia con victorias españolas (Breda), pero la entrada en la guerra de Francia desde 1636 cambio el rumbo de la guerra. La Paz de Westfalia (1648) supuso el reconocimiento español de la independencia de las Provincias Unidas. Sin embargo, la guerra entre España y Francia continuaría hasta la Paz de los Pirineos en 1659 en la que España pierde el  Rosellón, la Cerdaña y plazas  fuertes en Flandes y Luxemburgo (Metz, Toul y Verdún)

Esta paz fue la confirmación de la caída hispánica y el ascenso francés.