9.3. La dictadura de Primo de Rivera. El final del reinado de Alfonso XIII

Primo de Rivera y los sectores que le dieron apoyo  (militares, algunos políticos, alta burguesía) defendieron su acción como una solución para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. La dictadura iba a ser algo provisional para solventar los problemas del sistema.

Sus justificaciones se encontraban :

-En el fracaso del sistema Política de la Restauración y el desprestigio derivado del fraude electoral.

-Del miedo a una revolución social .

-Del descontento del ejército tras el desastre de Annual.

-Del separatismo vasco y catalán y por ende a la fractura de España.

El dictador justificó el golpe militar a través de un discurso con pretensiones regeneracionistas e incluso moralistas, que se centraba en la crítica de la «vieja política» y presentaba un claro componente populista, con el fin de ganarse la adhesión popular. En su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas de la unidad nacional.

La dictadura supuso en realidad una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para cierto sectores e intereses sociales.

La dictadura de Primero de Rivera atravesó dos momentos. Hasta 1925 gobernó el Directorio Militar cuyos miembros eran militares y a partir de esa fecha el Directorio Civil donde los militares seguían teniendo importancia, pero entraban en escena civiles como Calvo Sotelo.

DIRECTORIO MILITAR (1923-1925).

Las primeras medidas del Directorio Militar mostraron su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, cese de las autoridades civiles, disolución de las cámaras, prohibición de las actividades de los partidos políticos y los sindicatos (se ilegaliza el PCE y la CNT), la disolución de las Diputaciones Provinciales y de la Mancomunidad Catalana, la prohibición de hablar en catalán en público o el nombramiento de los jueces perdiéndose así la independencia del poder judicial.

Todo ello acompañado de una militarización del orden público y una represión contra el obrerismo.

Se crea la Unión Patriótica para unir a la población en un único partido que se mantiene a lo largo de la dictadura. Para defender el orden público y para encuadrar a la sociedad dentro del régimen se crea e Somatén Nacional.

La regeneración prometida quedó en una gran farsa ya que se suspendieron todos los mecanismos electorales y de unos caciques pasaron a otros.

Durante la primera fase el conflicto de Marruecos centró el interés de Primo de Rivera, que asumió el Alto Comisariado de Marruecos en 1924 y junto a Francia en 1925 desembarcó en Alhucemas que se saldó con un gran éxito. Tras varias derrotas Abd el-Krim se rindió a Francia y 1927 España daba por controlado su protectorado.

DIRECTORIO CIVIL (1925-1930).

En 1925 Primo de Rivera propone a Alfonso XIII una dictadura que califica como civil lo que supone la entrada de civiles en el gobierno aunque se mantiene algunos militares.

A partir de 1926 se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria tras la que se volvería al régimen constitucional y Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia. La influencia del fascismo italiano fue muy clara.

Uno de los grandes elementos hacia la institucionalización fue la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) de carácter corporativo, pues sus miembros no serían elegidos por sufragio sino por designación entre los ciudadanos pertenecientes a los ayuntamientos, miembros de la Unión Patriótica, del ejército, la Iglesia, representantes del trabajo, de la universidades…El sufragio universal quedó totalmente relegado al olvido. Su objetivo principal era crear una especie de consitución.

El otro gran elemento para la institucionalización fue el propio partido, la Unión Patriótica, cuya misión principal era dar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder.

La dictadura se benefició en todo momento de la buena coyuntura económica internacional iniciada con los felices años veinte. En este contexto el régimen puso en marcha un programa de fomento de la economía española en el terreno industrial y en las infraestructuras, aunque apenas se ocupó del problema agrario. La idea base era la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El estado tuvo un protagonismo notable gracias al fomento de las obras públicas. Hubo concesión de monopolios como el de Telefónica, Campsa…

En el terreno social la dictadura puso en marcha una regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos laborales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero y a la represión del obrerismo más radical. Con este fin creo la Organización Corporativa Nacional que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regula los conflictos laborales.

La oposición a la dictadura  aumentó en 1929 tras las consecuencias económicas  del crack. Ésta estuvo integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, los nacionalistas, los comunistas, los anarquistas, determinados sectores del ejército y la casi totalidad de los intelectuales. Los partidos dinásticos consideraban que la dictadura duraba demasiado, los intelectuales critican la censura…La oposición más dura vino de los republicanos y nacionalistas, especialmente catalanes.

La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permeancia de la monarquía. En esta tesitura, el rey optó por retirarle su confianza y Primero de Rivera acabó dimitiendo el 30 de enero de 1930

EL FIN DE LA MONARQUÍA

La dictadura gozó de un consenso generalizado hasta 1927. Pero fracasó probablemente, porque intentó crear un sistema político propio y por la aparición en 1929 y 1930, de un conjunto de problemas que no supo resolver. La crisis galvanizó al republicanismo, prácticamente muerto en 1920 y unido en el llamado Pacto de San Sebastián en agosto de 1930 junto a nacionalistas catalanes y más tarde al PSOE y UGT. El Pacto de San Sebastián tenían como objetivo instaurar una república democrática y el Estatuto de Autonomía de Cataluña.

El movimiento revolucionario promovido por republicanos y socialistas, que se unieron a los primeros en octubre fracasó en Jaca. No sería una insurrección lo que finalmente traería el nuevo régimen, sino unas elecciones.

El sustituto del dictador, Berenguer, propuso volver a la normalidad constitucional y gobernó a base de decreto (dictablanda), pero no dio sus frutos y abandonado por su Gabinete dimitió el 13 de febrero de 1931 siendo sustituido por Aznar que formó otro gobierno fiel a la monarquía y convocó elecciones municipales para el 12 de abril. Unas elecciones que se convirtieron en un plebiscito contra la monarquía, que cogió a la derecha y los partidos tradicionales desorganizados y sin capacidad de movilizar. Las elecciones celebradas mediante sufragio universal masculino, dio el triunfo a las candidaturas republicano-socialistas en 41 de las 50 capitales de provincias, donde el caciquismo no tenía poder. Por lo tanto a pesar de tener menos votos los republicanos se proclamaron victoriosos de las elecciones.